V.
Dios mío, ven en mi auxilio.
R.
Señor,
date prisa en socorrerme.
Gloria
al Padre, y
al
Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Aleluya.
HIMNO
¿Qué tengo yo, que mi amistad procuras?
¿Qué interés se te sigue, Jesús mío,
que a mi puerta, cubierto de rocío,
pasas las noches del invierno oscuras?
¡Oh, cuánto fueron mis entrañas duras,
pues no te abrí!; ¡qué extraño desvarío,
si de mi ingratitud el hielo frío
secó las llagas de tus plantas puras!
¡Cuántas veces el ángel me decía:
«Alma, asómate ahora a la ventana,
verás con cuánto amor llamar porfía»!
¡Y cuántas, hermosura soberana:
«Mañana le abriremos», respondía,
para lo mismo responder mañana!
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.
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SALMODIA
Ant. 1.
Asegura, Señor, mis pasos con tu promesa.
Salmo 118, 129-136 XVII (Phe)
Meditación de la palabra de Dios en su ley
Amar es cumplir la ley entera (Rm 13, 10)
Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma;
la explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes;
abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos.
Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma con los que aman tu nombre;
asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine;
líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus decretos.
Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes;
arroyos de lágrimas bajan de mis ojos
por los que no cumplen tu voluntad.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Asegura, Señor, mis pasos con tu promesa.
Ant. 2.
Uno solo es legislador y juez; ¿quién eres tú para juzgar al prójimo?
Salmo 81 Invectivas contra los jueces inicuos
No juzguéis antes de tiempo: dejad que venga el Señor (1Co 4, 5)
Dios se levanta en la asamblea divina;
rodeado de ángeles, juzga:
«¿Hasta cuándo daréis sentencia injusta,
poniéndoos de parte del culpable?
Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable.»
Ellos, ignorante e insensatos, caminan a oscuras,
mientras vacilan los cimientos del orbe.
Yo declaro: «Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos.»
Levántate, oh Dios, y juzga la tierra,
porque tú eres el dueño de todos los pueblos.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Uno solo es legislador y juez; ¿quién eres tú para juzgar al prójimo?
Ant. 3.
Llamé al Señor, y él me respondió.
Salmo 119 Deseo de la paz
Estad firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración (Rm 12, 12)
En mi aflicción llamé al Señor,
y él me respondió.
Líbrame, Señor, de los labios mentirosos,
de la lengua traidora.
¿Qué te va a dar o a mandarte Dios,
lengua traidora?
Flechas de arquero,
afiladas con ascuas de retama.
¡Ay de mí, desterrado en Masac,
acampado en Cadar!
Demasiado llevo viviendo
con los que odian la paz;
cuando yo digo: «Paz»,
ellos dicen: «Guerra».
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.
Amén.
Ant.
Llamé al Señor, y él me respondió.
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TERCIA
LECTURA
BREVE
Lv 20, 26
Sed para mí santos, porque yo, el Señor, soy santo, y os he separado de
entre los pueblos para que seáis míos.
V.
Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor.
R.
El pueblo que él se escogió como heredad.
ORACIÓN
Oh Dios, Padre lleno de bondad, tú has querido que los hombres trabajáramos
de tal forma que, cooperando unos con otros, alcanzáramos éxitos cada vez
más logrados; ayúdanos, pues, a vivir en medio de nuestros trabajos
sintiéndonos siempre hijos tuyos y hermanos de todos los hombres. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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SEXTA
LECTURA
BREVE
Sb 15, 1.3
Tú, Dios nuestro, eres bueno y fiel, tienes mucha paciencia y gobiernas el
universo con misericordia. Conocerte a ti es justicia perfecta, y acatar tu
poder es la raíz de la inmortalidad.
V.
Tú, Señor, Dios clemente y misericordioso.
R.
Lento a la cólera, rico en piedad y leal.
ORACIÓN
Señor, tú eres el dueño de la viña y de los sembrados, tú el que repartes
las tareas y distribuyes el justo salario a los trabajadores; ayúdanos a
soportar el peso del día y el calor de la jornada sin quejarnos nunca de tus
planes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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NONA
LECTURA
BREVE
Ba 4, 21-22
¡Ánimo, hijos! Gritad a Dios para que os libre del poder enemigo. Yo espero
que el Eterno os salvará, el Santo ya me llena de alegría, porque muy pronto
el Eterno, vuestro Salvador, tendrá misericordia de vosotros.
V.
Recuerda, Señor, tu ternura.
R.
Y tu misericordia, que son eternas.
ORACIÓN
Tú nos has convocado, Señor, en tu presencia en aquella misma hora en que
los apóstoles subían al templo para la oración de la tarde; concédenos que
las súplicas que ahora te dirigimos en nombre de Jesús, tu Hijo, alcancen la
salvación a cuantos invocan este nombre. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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